En diez años la banca perdió 37 mil 260 empleos

El jueves pasado inició la  68 Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero con la presencia del presidente Vicente Fox quien dedicó buena parte de su discurso inaugural a destacar el blindaje financiero que demuestran los mercados ante lo intrincado del ambiente político nacional.
 En el conclave  Manuel Medina Mora, presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM), habló de los compromisos cumplidos por parte de las instituciones de crédito al detonar de nueva cuenta los préstamos y financiamientos a la economía  En suma cada quién habló de la versión de su propia realidad.
 Dentro de lo que no se dijo en el marco de la Convención destacan las cifras de los empleos perdidos en la Banca de diciembre de 1994 a diciembre de 2004. A partir de la referencia del Boletín Estadístico de Banca Múltiple de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV)  y las cifras de la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios (FENASIB), en diciembre de 1994 habían 154 mil 725 empleados en las instituciones de crédito, después con la crisis, la intervención de diversos bancos, el rescate, el proceso de consolidación mediante la extranjerización, todo en conjunto trajo consigo una ola de despidos bancarios que dejaron a 37 mil 260 personas en la calle.
A diciembre de  2004 hay 117 mil 465 empleados contratados en  30 instituciones bancarias y distribuidos en  7 mil 797 sucursales.
Si comparamos de  diciembre de 1994 hasta diciembre de 2000 (nómina de 109 mil 568 trabajadores) encontramos a un total de 45 mil 157 personas despedidas. Esto nos indica que en los últimos años las instituciones de crédito han comenzado  una serie de contrataciones, pero la cifra de empleo sigue muy  debajo del nivel previo a la crisis de 1995.
 Otro aspecto que pasó de largo en la 68 Convención Bancaria tiene que ver con  el margen financiero de operación de los bancos (ingresos financieros menos costos financieros), que en la situación actual reflejan el grado de ineficiencia con el cual los bancos están colocando los recursos que captan de sus clientes en la cadena de los préstamos y financiamientos.
El margen financiero es un negocio redondo para los bancos porque de allí derivan gran parte de sus ganancias vía el cobro de una serie de comisiones por los servicios que prestan a sus clientes y no clientes.
Para que tengamos una idea, la Banca obtuvo  en términos anuales, en promedio, el 27% de sus ingresos totales por concepto de comisiones. Cada año los ingresos vía comisiones son mayores y cada año son menos los servicios que se salvan de éstas. Hoy en día las comisiones que cobran las instituciones gravan a las cuentas de cheques tanto de personas físicas como morales, en pesos o en dólares; a las cuentas de ahorro; de nómina; de ahorro infantil; por transacciones en medios electrónicos o banca electrónica o digital; por el uso del cajero automático; por el pago de servicios en ventanillas y por tarjetas de crédito.
Hay otra comisión cuya modalidad tiende a generalizarse,  es la denominada por “Reclamación improcedente” si el cliente bancario levanta una queja contra una institución de crédito por concepto de un mal servicio o cobro indebido y el cliente no logra demostrar que tiene la razón, entonces, el  banco se reserva el derecho de imponer una comisión por reclamación improcedente. ¿Qué tal?
Un tercer punto que no abordaron los banqueros es cuánto nos está costando el crédito que están dando.  Manuel Medina Mora destacó en su discurso que la Banca se comprometió al inicio de la gestión del presidente Fox a  salir de su astringencia crediticia. Efectivamente  el crédito al consumo aumentó 40.86% en 2004, los mexicanos tenemos una mayor oportunidad de suplir la falta de liquidez que sigue registrando la economía en su conjunto y la caída del poder adquisitivo de los trabajadores que solamente logra ser compensada mediante el consumo a crédito, en esas largas mensualidades.
La  Banca está de regreso como propulsor del crédito al consumo aunque  mantiene planes restrictivos y selectivos en el segmento del crédito hipotecario  y del financiamiento comercial.
Por el lado del crédito es muy fácil detectar una serie  de promotores que de nueva cuenta han salido a “reclutar” clientes potenciales para otorgarles tarjetas de crédito, que es el rubro principal, el más dinámico del crédito al consumo. Así sucede, pero  los banqueros omitieron comentar en Acapulco los  niveles tan altos de  colocación de los recursos que captan del ahorrador.
No estamos en crisis y se supone que ya saltamos los años más difíciles posteriores a 1995 en los que las tasas de interés mantuvieron diferenciales por encima del 40 por ciento. Sin embargo podemos encontrar un patrón de tasas en las tarjetas de crédito que pueden  meternos de nuevo en  otra caja de Pandora.
En las estadísticas de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF) encontramos tasas de interés anuales en un rango que van desde los niveles más bajos del 20.11% en la tarjeta Serfín Light del banco español Santander Serfín;  del 24.50% en la tarjeta IXE Oro  de IXE Banco; y en los rangos más altos destacan la Tradicional Dorada de Scotiabank Inverlat con el 37.92%; las de BBVA Bancomer, tanto la Clásica Internacional y la Oro Internacional, cada una con el 38.24 por ciento.
Dentro del rubro de las tasas las más preocupantes son las de intereses moratorios en  las tarjetas. Los usuarios del consumo a crédito deben tener especial precaución para no caer en una especia de barril sin  fondo.  Hoy en día tenemos tasas de interés moratorias anuales del 120% en Banca Afirme en la tarjeta Crédito Oro y Clásica Mastercard o del 110.97% en  UNI Santander K de Banco Santander; entre otras.
Es muy claro el sistema bancario sigue adoleciendo de tasas competitivas de mercado.  La Banca tiene un papel muy sensible para el buen funcionamiento de una economía: captar recursos, el ahorro, y colocarlo vía préstamos, créditos y financiamiento,  lo esencial debe ser la eficiencia.
Por muchos años las instituciones inmersas en su proceso de rescate y extranjerización se mantuvieron ajenas a participar en la economía. Hoy están de vuelta pero a un costo muy alto para todos, con niveles de tasas tan preocupantes como en los peores meses de la crisis.
 Así es que no podemos echar las campanas al vuelo. ¿Y de las ganancias que obtiene la banca extranjera por su predominio en México? De eso daremos cuenta en la columna de mañana.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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