EL QUE SE ENFERMA CON PETATES
EL QUE SE ENFERMA CON PETATES.- Se alivia con sopladores, dicen mis valedores para levantarle el ánimo al que amanece crudo, como el menudo de Acámbaro, porque algunos cuando les arrecia, la resequedad, la desazón atormenta la conciencia, hasta a mi padre Dios le reclaman, que si en la jarra lo ofenden, con la cruda se la pagan y hasta les sale debiendo, dicen los infaustos, que por eso los cantineros son bien vistos de mañana y sus recetas les van haciendo leyenda de buenos curadores.
Pero como la cultura nos viene de España, allá la culta dama titular de CONACULTA, Sari Bermúdez, puso a parir al curador de la exposición de arte en la vigésima cuarta edición de la Feria Internacional de Arte de los Contemporáneo (ARCO), en la ciudad española de Madrid, y es que el pabellón de México estaba presidido por el óleo «Las Dos Fridas», obra emblemática de Frida Kahlo, pintada en 1939 y que se conserva en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.
Para sacarnos de la confusión entre los males del vino que nos tumba y que nos mata, Carmen María Jaramillo, historiadora y crítica de arte independiente nos explica que en esas excelsitudes: «Un curador es la persona que concibe y diseña una exposición, y para que una curaduría tenga un verdadero sentido es necesario crear un contexto particular que amplíe la relación de las obras con el entorno».
Sari Bermúdez, la cultivada funcionaria, quizás para que tampoco de ella nos olvidemos y también la extrañemos cuando se vaya, evocó a la erudita y presuntuosa paisana a quien cuando inquirieron sobre la obra del genial Tito Monterroso, sobre su cuento corto dijo: «Todavía no puedo opinar porque apenas voy en el capitulo dos».
Sucede que antes de que inauguraran oficialmente sus altezas serenísimas de México y España la exposición, alguien preguntó por la ubicación de la obra de «Las Dos Fridas», y Sari presurosa, experta y tajante aclaró que solamente habían llevado un cuadro.
ESPIONAJE.- El antídoto de esta actividad tipificada como delictiva, cuando del Estado se trata, son los servicios de inteligencia, pero ante la carencia de ésta, la sospecha cuyo elemento principal es la imaginación por conjeturas o apariencias, ha caído en el uso del vocablo «sospechosismo», improvisado ante la insuficiencia de lenguaje como modismo de esta facultad de evocación que otorga intrínsicamente relación con el engaño y el fraude.
Cuando la perturbación de la imaginación es, por un exceso de la misma, o una nula carencia patológica de su variante creadora, lleva a alucinaciones o histeria y le añade la violencia a las conjeturas.
El CISEN, que es el servicio de inteligencia civil del gobierno mexicano, que depende de la Secretaría de Gobernación, anda en las nubes, cuidando a Fox en la estrella en la que lo situó su segunda esposa, para que no le estorbe.
El genio del infundio aprovecha cualquier circunstancia para desplazar de los medios al titular de al Jefatura de Gobierno del DF y la quejas de sus problemas, y la alerta de seguridad de las autoridades norteamericanas, fue magnifica excusa usada para sorprender, en insólita investigación, un solitario espía del narcotráfico infiltrado en el equipo de Los Pinos.
Un empleado de bajo perfil de las oficinas del presidente, resultó el ideal por ser recomendado de Manuel Espino, el panista opositor a la candidatura de Martha Sahagún a la presidencia de la República, y ahora con aspiraciones a la dirigencia nacional del PAN, y por ser el imputado subordinado laboral a Alfonso Durazo, el enemigo publico número uno de la segunda irascible esposa, que no perdona las revelaciones del sonorense de su paso por sus dominios, es la contundencia que sustenta hasta ahora las endebles evidencias de los sagaces detectives.
Aunando a esto las especulaciones de que los versados investigadores del entuerto, pudieran, en el uso vertiginoso de la comunicación actual, confundir alguna figura de dicción, como el sinécdoque, para reducir los mensajes del coordinador de las giras de Fox, con vocablos que por antonomasia los lleven al «sospechosismo», tales como llamarle «El Verde» al partido político Verde Ecologista; «Amarillo», al Partido de la Revolución Democrática; y al PAN, «El azul», razón por la cual, pueden inferir los sesudos indagadores que se refería al famoso sinaloense que cumplió una condena por delitos contra la salud Juan José Espárragoza, a quien apodan «El Azul».
La confirmación a satisfacción de las fuerzas vivas, porque las tontas se van con la finta, de la infiltración de espías en el equipo presidencial, da mucho que pensar del desastre en el que convirtió, por falta de autoridad y mando el gobierno Fox y su deshilachado equipo, para andarlo publicitando a niveles internacionales, sin llegar a conclusiones, ni presentar consecuencias.
Hay quienes hacen la deducción de que Fox en cuatro años ha corrido más peligro por las caídas en los teatros y la montada de los caballos, porque los del crimen organizado, como ni en cuenta lo toman, ni cuidado le ponen, y se le pasan más «chido» viendo las grabaciones de los capítulos del «Chavo del Ocho», se ríen a rienda suelta del grandote y enamorado «Profesor Jirafales» y la forma de hablar de «La Chimoltrufa».