“El viento ligero en Parma”, de Enrique Vila-Matas, un verdadero banquete literario

Un libro para paladares exigentes

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 31 de enero de 2005. Para los buenos lectores, un libro como “El viento ligero en Parma”, del escritor español Enrique Vila-Matas, representa un verdadero banquete literario por diversos motivos; tal vez el principal sea que transmite, contagia, su pasión por la literatura, por hacer literatura de su vida —al modo como Sergio Pitol ha transformado la suya en cuentos, según refiere el mismo Vila-Matas en uno de los artículos-ensayos que integran el libro mencionado.

También hay otros motivos, como el hecho de estar constituido por textos que llegan a la categoría de piezas maestras de algo que Vila-Matas gusta de ensayar, algo como textos transgenéricos, si vale la expresión, o en otras palabras: textos que rebasan los límites tradicionales de los géneros. Hay artículos que son ensayos, ensayos que son relatos, relatos que son crónicas de viajes, conferencias y discursos que no tienen nada de solemnes…

En fin, el autor, advierte el lector, se solaza al escribir, se plantea ejercicios estilísticos y de reflexión que domina a la perfección, como si fuera un trapecista sin red, que está seguro de que no caerá al vacío, que su dominio del arte es total y que obtendrá el reconocimiento de los que lo observan, de sus lectores.

Porque vale la pena señalar que Vila-Matas cuenta con una buena cantidad de lectores en España y en Latinoamérica, puesto que ha desplegado una incesante labor creativa desde 1973, de la cual dan fe los más de veinte títulos que lleva publicados.

En “El viento ligero de Parma” el lector encontrará textos sobre Witold Gombrowicz, Marcello Mastroianni, Vicente Rojo, Roberto Bolaño, Silvina Ocampo, Samuel Beckett, Sergio Pitol, las calles de Barcelona, Lisboa, la abstemia, de viajes… Pero todos, absolutamente todos, son intertextuales, es decir, muestran fehacientemente la pasión del autor por la literatura, por hacer literatura de todo lo que vive.

Queda claro que Enrique Vila-Matas no sólo es un excelente escritor, sino un magnífico lector, y no sólo de autores ya clásicos —Joyce, Beckett, Kafka, Sterne…—, pues también lee revistas y periódicos atrasados. Esto es importante porque al lector que lo lee admirado, le proporciona nuevas posibilidades de lectura —es decir de placer— al mencionarnos autores poco conocidos u obras poco leídas o valoradas. Por cierto, como dato curioso, en este libro los autores españoles brillan por su ausencia, a excepción de uno poco conocido en México.

Por mi parte, debo decir que me parece magistral el texto titulado “El hotel en una nube”, donde narra un viaje que realizó a la ciudad de Mérida, en Venezuela. Pero ninguno de los incluidos desmerece; en todo caso, se apela a la complicidad del lector, para que elija los que prefiera, de acuerdo con sus gustos y experiencia lectora y de vida.

Así, son excelentes sus ensayos sobre los escritores mencionados más arriba; el relato que da título al libro, con el que dan ganas de visitar esa ciudad italiana sólo por ver el atardecer sobre el mármol veronés de la Plaza del Duomo; los ensayos que tratan del oficio/arte de escribir. En suma, “El viento ligero en Parma”, de Enrique Vila-Matas, publicado en México por Editorial Sexto Piso, es un libro que nos proporciona momentos inolvidables de la mejor literatura contemporánea. Léalo y compruébelo. Si no había leído antes nada de este autor español, seguramente querrá leer más obras suyas. Y, para ello, la “Breve autobiografía literaria” que cierra el libro en comento le será de gran utilidad.

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