El programa de Gil Díaz depende de EUA


            La semana pasada, Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda, dio a conocer el Programa Económico 2005 basado principalmente en la expectativa de lograr este año un PIB de 3.8% y una inflación del 3 por ciento.
            El documento mencionado aborda la problemática presupuestal entre el Ejecutivo y el Legislativo que, para Gil Díaz, aún no está resuelta del todo por lo que el gasto podría sufrir algún tipo de modificaciones.
            Entre los asuntos más importantes tenemos el crecimiento estimado para el país del 3.8%, que es menor al del año pasado, e insuficiente para generar los un millón y medio de empleos que requiere anualmente la economía.
            El crecimiento de México se observa cada vez más cíclicamente ligado al comportamiento de la economía de Estados Unidos que, desde la perspectiva de Hacienda, podría lograr en 2005 un PIB de 3.7 por ciento.
            En una limitada consonancia, al interior debemos estar muy atentos de cuánto pase con los principales datos de empleo, consumo, inflación, dólar y  tasas de interés en Estados Unidos. Todo apunta a que la Reserva Federal realizará varias maniobras para seguir subiendo las  tasas de interés en los bonos de largo plazo, lo que redundaría en un consecuente incremento de la tasa de interés de los Cetes, en una presión para el peso y para la Bolsa Mexicana de Valores.
En este sentido Mario Correa, especialista de Scotiabank Inverlat, realizó un análisis en el que señala que en los Estados Unidos el balance de los indicadores económicos de la última semana del año fue nuevamente positivo, destacando un fuerte crecimiento en la confianza del consumidor en el mes de diciembre,  superando la expectativa del mercado y propiciando un ligero aumento en las tasas de interés de los bonos del tesoro. 
            Bajo esta perspectiva, el componente Estados Unidos seguirá impactándonos y por tanto será, junto con el comportamiento del petróleo en el mercado internacional, los dos factores que más contribuirán a que este año se cumpla o incumpla, la meta de crecimiento para México.
SERPIENTES Y ESCALERAS
            En el mismo Programa Económico 2005 se detalla el presupuesto destinado para cada una de las Secretarías de Estado  y diversas dependencias del gobierno.
            En unos de los recuadros destaca el presupuesto de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Natural, Pesca y Alimentaria, que dirige Javier Usabiaga y que para este año recibirá 11 mil 670 millones de pesos. No se trata de recursos angostos sino de cantidades importantes para una dependencia que concentró tantas actividades del sector primario de la producción que ha caído en el descuido total.
            No solo el campo sino todo el sector primario de la producción enfrentan una problemática acuciante y desmoralizadora que da cuenta de nuestra pérdida de capacidad para abastecernos de nuestros alimentos, so pena de importar los  insumos básicos y hollar nuestra soberanía alimenticia.
            Hace un par de días revisé el Fact Book 2004 que elabora la CIA año con año y en el que desglosa el perfil de cada país y del mundo en su conjunto en una amplia gama de rubros y sectores. Es, en verdad muy interesante.
En el Fact Book, para el caso de México, me encontré con información actual que revela el grado de achicamiento del sector primario de la producción que contribuye marginalmente con un 4% para generar la riqueza del país contabilizada dentro del Producto Interno Bruto (PIB). 
Es sorprendente atestiguar el cambio dramático en la pirámide de la producción de México que en menos de tres décadas sepultó a la agricultura y a las demás actividades primarias condenándolas al olvido, la marginación, al autoconsumo personal y a las microempresas familiares, para en cambio dar cauce al fortalecimiento del sector servicios que ha vivido en ese mismo lapso una explosión impresionante: este sector terciario genera el 69.6% de la riqueza del país. El sector industrial o secundario de la producción participa con el 26.4% en el PIB.
Sabe amigo lector, ¿qué es lo más grave de ésta recomposición en la pirámide de la producción? Que estamos dejando de generar valor agregado para convertirnos en un gran mercado ambulante y maquilador. En mercaderes.
            En cuestión de la fuerza laboral, el Fact Book 2004 maneja cifras de  34.11 millones de personas ocupadas: el 18% en la agricultura; el 24% en la industria y el 58% en el sector servicios.
            La expulsión constante de la mano de obra que abandona su participación en las actividades primarias de la producción es un síntoma claro de que ningún Progresa ni Procampo han servido para mejorar ni las condiciones de vida ni los niveles de producción y rentabilidad del campo.
            La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Natural, Pesca y Alimentaria tiene datos contundentes. En el "Avance de siembras y cosechas del año agrícola 2004" encontramos que el año pasado se sembraron 15 millones 595 mil 643 hectáreas de las cuales se esperaban que fueron cosechables 14 millones 607 mil 940 hectáreas pero únicamente se lograron nueve millones 028 mil 928 hectáreas. Es decir el 57% de lo sembrado rindió frutos mientras que lo demás no sabemos si todo fue culpa de las condiciones climatológicas o buena parte por falta de apoyos institucionales.
GALIMATÍAS
            El campo no tiene directriz institucional y el presupuesto que se destina a SAGARPA parece que es consumido más para fines burocráticos que por la esencia misma para la que ha sido creada esta secretaría que aglutina a todo pero que atiende poco.
            Otra dependencia que este año recibirá mil 996.4 millones de pesos de presupuesto es la Secretaría de la Reforma Agraria, a la postre un engendro anquilosado que tampoco sirve para nada más que para absorber el  dinero de la Federación. Desde hace 25 años la Reforma Agraria ha venido repartiendo las mismas tierras y delimitando los mismos ejidos.
            La mala planeación institucional en el  organigrama de las dependencias que deben atender los grandes asuntos nacionales provoca que organismos supuestamente menores como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) reciba un presupuesto de mil 500 millones de pesos para el desarrollo y fomento de la investigación científica y tecnológica, en un área fundamental para crear innovaciones, añadir mejoras a la producción y a la vida misma de los mexicanos.
La investigación científica ha sido desdeña y castigada con bajos recursos, por gobiernos que prefieren atender a la burocracia que a la vanguardia.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com 

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