Inflación: el enemigo a vencer en 2005
Por cuarto año consecutivo la meta de inflación del Banco de México ha quedado rebasada y por lógica incumplida. El mantener la inflación por debajo del 5% y lo más cercana posible al 3% es el nuevo reto que se asoma para las autoridades monetarias en conjunción con las cabezas de la política económica. La inflación es el reto más visible e inmediato en 2005.
A lo largo del año pasado abordamos en sendas ocasiones la falta de comunicación observada entre los equipos del Banco de México y de la Secretaria de Hacienda, ejes conductores de dos brazos imprescindibles de la economía: la política monetaria y la política fiscal.
La ausencia de entendimiento ha hecho mella en la meta anual, pero sería injusto señalarlo como el único de los factores. El mantener una inflación de un digito le ha costado en crecimiento al país y en capacidad salarial a todos los trabajadores.
Así es: el lograr una inflación menor al 5% se ha convertido en el nuevo acertijo de la economía mexicana, presa de bajos crecimientos y de instrumentos como el "corto" que le restan liquidez al sistema (para evitar más presiones en los precios), pero con el consecuente tirón que mina el dinamismo en el motor de la economía.
Parecería que hemos caído en la "trampa de la inflación" en el que la economía tiene crecimientos marginales y la inflación es superior al PIB: en 2002 el PIB fue de 0.7% y la inflación de 5.7%; en 2003, el PIB fue de 1.3% y la inflación de 3.98% y en 2004 el PIB habría tenido un crecimiento del 4.1% y la inflación cercana al 5.40 por ciento. Habrá que esperar los resultados oficiales que se den a conocer a lo largo de enero.
La trampa en cuestión merece ser resuelta lo más rápido posible para llegar a una sana dinámica en la que el PIB sea superior a la inflación. No es un asunto fácil ni socialmente imperceptible.
Los problemas que enfrentamos en México para controlar la inflación y al mismo tiempo para crecer sin presionar los precios ni generar déficits son a la sazón muy parecidos a los que padecen como galimatías las economías unificadas en la Unión Europea, con bajos crecimientos, altos índices de desempleo y tan asustadas ahora por que el embate del euro en su apreciación constante sobre del dólar implica un traslado de inflación vía el mercado cambiario y el mercado externo.
Si en la década de los setenta y ochenta el espectro de la inflación en sus variantes, galopante e hiperinflación, ocasionaron severos daños en diversos países, tenemos que en los albores del siglo XXI el reto mayúsculo es el de conseguir al mismo tiempo la prosperidad (con las menores tasas de desempleo posibles) y la estabilidad de los precios.
GALIMATÍAS
En diciembre pasado, el gobierno del presidente Vicente Fox anunció una serie de medidas para mantener la meta de inflación, mejorar la competitividad de la economía y promover la competencia.
De acuerdo con el Área de Estudios Económicos de Banamex estas medidas se refieren a la disminución de los precios de la energía, tanto para consumo industrial como doméstico, así como de los aranceles y otras barreras no arancelarias.
Resulta negativo el que se hayan ignorado los compromisos sectoriales y dejado al olvido que siendo México una economía abierta que participa ampliamente en la globalización también tenemos una importación de la inflación vía el mercado externo. Ante esto poco se hace.
De las medidas anunciadas, Banamex opina que "el planteamiento es congruente en términos de política económica en la medida en que complementa la actitud de Banco de México menos complaciente frente a los resultados actuales de inflación". El Área de Estudios afirma que la inflación de 2004 fue de 5.36 por ciento.
Para el Centro de Análisis de BBVA-Bancomer la inflación que dará a conocer el Banco de México para el 2004 será del 5.4%, luego de que en noviembre pasado la inflación registró la tasa más alta del año.
En noviembre la inflación mensual fue de 0.85%, 0.02 puntos base superior a la observada un año antes, y a tasa anual de 5.43 por ciento. En el mes de referencia se presentó una presión derivada de la eliminación del subsidio de verano en las tarifas eléctricas.
Para los analistas del BBVA-Bancomer, la inflación a tasa anual permanecerá alta durante el primer semestre de 2005.
A COLACIÓN
El Centro de Estudios de Scotiabank Inverlat anticipa que el nuevo año que comienza será positivo en materia de crecimiento y de incertidumbre inflacionaria.
Para Scotiabank Inverlat entre los factores internos que determinarán el desempeño de la economía destacan, en primer lugar, el manejo que se haga de la política económica, la cual esperan sea consistente.
En lo que se refiere a las finanzas públicas, su desempeño estará expuesto tanto a factores exógenos, como la evolución de los precios del petróleo y de las condiciones en los mercados financieros internacionales; como a factores domésticos, como las presiones que seguramente se generarán procedentes del entorno político.
Los especialistas de Scotiabank Inverlat consideran que "la modificación del presupuesto por parte de la Cámara de Diputados representa un intento de alterar la mencionada consistencia, y aunque no califica por lo pronto como un factor de preocupación para los mercados, en caso de continuar los desacuerdos en este sentido podría generarse nerviosismo entre los inversionistas.
En lo que se refiere a la política monetaria, Scotiabank Inverlat percibe a la inflación como un dolor de cabeza para el Banco de México, "por lo que seguramente habrá un claro sesgo restrictivo en la política monetaria a lo largo del año".
Es necesario puntualizar que más restricción en la liquidez como la hemos sufrido vía el "corto" no puede seguir sucediendo. Este instrumento ya dio de sí y es tiempo de que el Banco Central busque nuevos mecanismos para lograr una inflación menor. De igual forma es prioritario que los conductores de la política económica y monetaria del país reflexionen acerca de las grandes prioridades de México: o seguimos apostando por lograr una inflación menor al PIB o elevamos al PIB a tasas superiores al 5% y nos conformamos con una inflación del 3.5% o 4 por ciento.
La decisión, de uno u otro escenario, depende del menor costo social posible, sobre todo porque lo que está de por medio es la planta nacional y su capacidad de generar empleos. Sirva de reflexión para Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda y para Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com