Mantienen viva en Michoacán la “Ceremonia del Fuego Nuevo Purépecha”

Los sacerdotes realizaban
una procesión silenciosa
antes de prender el 'Fuego nuevo'

Morelia, Mich.- 1º enero de 2005 (Notimex).- Comunidades indígenas de Michoacán mantienen viva la ceremonia prehispánica del Fuego Nuevo, o inicio del nuevo año, en un esfuerzo por transmitir a las nuevas generaciones la cultura y tradiciones ancestrales.

En nuestro calendario el año nuevo purépecha se celebra la noche del 1 de febrero y los pueblos de la etnia se turnan la sede de esta fiesta.

Sin embargo, para compartir con propios y extraños esta tradición mística y festiva, el pueblo purépecha también hace una representación al finalizar diciembre en el sitio arqueológico de Tzintzuntzan, que por cierto solía ser su escenario original en la época prehispánica.

La que fue la primera capital de la provincia de Michoacán, Tzintzuntzan, cuenta con su Concejo de Ancianos, quienes participan en la ceremonia.

En el marco de la representación también hay música prehispánica y Juego de Pelota Purépecha, tradición poco conocida que a diferencia del juego de pelota maya o nahua, se practica como "hokey" utilizando bastones para golpear la pelota y si el juego es por la noche (como en este caso) la pelota se empapa en combustible y se enciende.

Conforme a algunos investigadores, la celebración del "Hanziuansquaro" o Fuego Nuevo, se refiere a rituales cosmológicos y probablemente a un calendario desaparecido que regía las fiestas con base en las fases del sol, la luna y el planeta Venus.

La Relación de Michoacán (el más antiguo texto que refiere detalles sobre la cultura purépecha a la llegada de los españoles) no provee indicaciones sobre la fecha del Hanziuansquaro pero sí acepta que se trataba de una fiesta de carácter cosmológico.

Se dice que probablemente se trataba de una ceremonia que marcaba el fin de un ciclo y el inicio de uno nuevo. La descripción del evento coincide en algunos detalles con el Tup Kaak de los mayas yucatecos (extinción del fuego) o con el Toxiuh Molpilia de los aztecas (nuestros a;os se atan), tal como lo relata el padre Sahagún.

El ritual inicia con la labor de traer leña para los altares del dios del fuego y bolitas de perfumes.

Luego, según la Relación de Michoacán, "los sacerdotes llevaban los dioses a cuestas y tocaban sus cornetas en los cúes altos, y a la media noche miraban una estrella del cielo y hacían un fuego en aquella casa de los papás". Entonces otro sacerdote llamado Hiripati dirige una oración al fuego y a la estrella:

"Tú dios del fuego, que apareciste en medio de las casas de los papás, quizás no tiene virtud esta leña que trajimos para los cúes, y estos olores que teníamos aquí para darte, recíbelos, tú que te nombran primeramente mañana de oro y a ti Urendequauecara, dios del lucero a ti que tienes la cara bermeja, mira que con grita trujo la gente esta leña para ti".

Después Hiripati recordaba el nombre de los enemigos para que los dioses le facilitasen su derrota y terminaba la oración con estas palabras: "Oh dioses del quinto cielo cómo no nos oiréis de donde estáis! Porque vosotros sois solos reyes y señores y vosotros limpiáis las lágrimas de los pobres".

Esta oración se repetía hacia las cuatro partes del mundo y entonces echaban todas las pelotillas de olores en los fogones que ardían delante de los cúes.

Quienes se han dado a la tarea de investigar estas antiguas tradiciones coinciden en que es posible que el Fuego Nuevo fuera una fiesta secular, recurrente en cada ciclo de 52 años.

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