“Toca el cielo” Caballero en la “Plaza México”

Caballero en hombros
de la multitud

El Universal

Corta un rabo al último toro de su carrera en la "Monumental" Temporada grande en la México

Ciudad de México.- 22 de noviembre de 2004.- El diestro albaceteño Manuel Caballero tuvo ayer un adiós apoteósico en la Plaza México, en donde cortó las orejas y rabo del toro Gota de miel de Reyes Huerta.

Esta es la segunda ocasión que un español se va con los máximos trofeos en la tarde de su despedida en la México, pues antes fue Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea , quien logró la hazaña, el 5 de febrero de 1995 ante el toro Piropo de De Santiago.

Ante media entrada, fueron corridos ocho toros de Reyes Huerta, desiguales de presentación y flojos en general. Nobles: segundo, cuarto y quinto de la lidia ordinaria.

Caballero, quien toreó muy erguido y templando por naturales a su primero, dijo sin imaginarlo previo al festejo, que cortar un rabo en su adiós sería tocar el cielo. Mató a su enemigo de entera en buen sitio. Oreja y palmas en el arrastre.

Su segundo, herrado con el número 393 y con 475 kilos de peso, fue medido de fuerzas y se lastimó la manita derecha. Caballero lo cuidó al máximo. Instrumentó una faena portentosa al torear al natural; una tanda bien rematada con el pase de pecho y otra iniciada desmayando la muleta para deslumbrar con una trincherilla. Su trasteo fue pulcro y al son de "¡torero, torero!", escuchó de fondo "Las Golondrinas". Continuó toreando por derecho y nuevamente al natural, para rematar con un soberbio desdén. En un momento tiró los avíos a la arena, para esbozar una gran sonrisa que casi alcanza el llanto al ver a la afición entera, de pie, en los tendidos. Mató de extraordinaria estocada, para que la autoridad le otorgara las orejas y el rabo. Ovación en el arrastre.

Dio la vuelta al ruedo con los apéndices y luego tomó dos palomas que antes habían sido lanzadas al ruedo. Se dirigió a los medios y ahí las lanzó al viento para agradecer muy emocionado a una afición totalmente entregada.

Caballero, quien cortó el rabo 116 en la historia de la Monumental Plaza México, salió en hombros del coso y luego de ser llevado por sus seguidores al restaurante "El Ruedo" para tomarse un tequila, volvió a ser trasladado en hombros hasta la calle Tintoreto, en donde ya sin corbatín, abordó un taxi que lo llevó a su hotel.

Esto no lo he sentido nunca, es increíble, porque ninguna afición se ha portado así conmigo, les doy las gracias y les llevaré siempre en mi corazón", expresó Caballero.

Juan Serrano Finito de Córdoba estuvo fenomenal en sus dos toros. Al primero, que fue noble, lo lanceó a la verónica con garbo y con la muleta ejecutó memorables naturales. Mal con la espada para salir al tercio.

A su segundo, le instrumentó una vitolina seguida de una trinchera que levantó a la afición. Templó al burel por derecho y en un palmo de terreno, toreó excepcionalmente al natural, templando y mandando. Malogró su magnífico trasteo con el acero y recibió fuerte ovación en los medios.

Alejandro Amaya ante su primero, que fue el peor, nada pudo hacer. Silencio. Su segundo, se despitorró y ante uno de regalo, ejecutó buenos pases por derecho, pero falló con la espada. Palmas El rejoneador Octavio Sánchez, muy bien con rejones y banderillas, pero mal con los aceros. Un aviso.

Para la cuarta corrida van en mano a mano Zotoluco y Ortega, con toros de Fernando de la Mora.

Redacción Azteca 21

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