Librero, un oficio por amor a los libros

"Vialibros", primera librería
virtual mexicana de libros usados

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 22 de julio de 2004. "La compra-venta de libros usados es gratificante o ingrata, según se quiera ver. Lo primero porque, si es una actividad que te gusta, con cada libro que vendes tienes la satisfacción de atender la necesidad de una persona que lo buscaba y que tal vez no lo había encontrado o no iba a encontrarlo en otra parte. Lo segundo, porque a pesar de lo que se piensa no es para ganar dinero, no al menos en las condiciones actuales de la economía mexicana, porque el libro es un bien prescindible en primera instancia".

Quien así habla es Laurentino Tapia, un librero con pocos años en el oficio si se le compara con quienes llevan toda una vida en esa tarea o lo recibieron como herencia de sus padres. Entró al mundo de los libros primero como lector-comprador, después estuvo más de ocho años en el tianguis dominical de La Lagunilla, en el Distrito Federal, y a finales de 1999 abrió la librería virtual www."Vialibros".net.

A decir de su fundador, "Vialibros" fue la primera página web mexicana que ofertó libros usados de diversas materias y a precios accesibles (los hay desde 30 pesos). "No se trata de ofertar mucho y tener poco, como ocurre con las librerías de nuevo, en cuyos catálogos hay títulos que cuando los pides te dicen que ya no los tienen desde hace años, sino de ofrecer sólo los libros que se tienen. Creo que esta es nuestra ventaja: el catálogo está permanentemente actualizado en más de 95 por ciento", señala el librero oaxaqueño "de fin de año".

Los más de cinco mil títulos de www."Vialibros".net están ubicados en 60 categorías que abarcan prácticamente todos los temas y fuera del catálogo hay otros miles de libros a disposición del público en la "Librería Las Américas", que es donde se entregan los libros ofrecidos en Internet, los que por orden y por economía de espacio permanecen en bodega.

La página de "Vialibros" está organizada de tal manera que quien no encuentra lo que busca en el catálogo electrónico puede abrir la sección "Pídelo y lo buscamos", que despliega un formato de correo electrónico para que se proceda a la localización. La respuesta es muy rápida si el título está en la "Librería Las Américas" o tarda más de una semana si tiene que buscarse en las librerías de usado de la ciudad de México. A veces no se localiza y se le avisa al solicitante, pero si en las siguientes semanas se encuentra, se le hace saber.

Los libros se envían a todo México y podrían llegar a cualesquier parte del mundo, aunque para esto el mayor obstáculo es el costo de la mensajería. Para el comprador extranjero puede resultar incosteable pagar un envío que cuesta 25 dólares si el libro es de 8 dólares, pero hay quienes sí lo hacen. La opción del correo es más económica, pero poco recomendable porque es lento y todavía inseguro.

¿Quiénes compran libros usados?

No hay un cliente estándar. Lo compran desde los padres de familia que tratan de ahorrarse algunos pesos o que no lo encuentran nuevo, el lector ocasional que va de paso y ve exhibido un título que le interesa, el jubilado que busca distracción o el coleccionista de temas.

¿Qué problemas tiene una librería de usado?

Primeramente económico. El libro tal vez no es artículo suntuario, pero es prescindible. Si la economía está mal, para el librero la situación es pésima. Es cierto que no somos un país de lectores, pero cuando la gente tiene satisfechas sus necesidades básicas y le queda algo de dinero puede comprar libros aunque no vaya a leerlos. La motivación para adquirir un libro puede ser armar su biblioteca para cuando se jubile, regalarlo a alguien que lo necesita o que lo tuvo y lo perdió, reservarlo para cuando se lo pidan a sus hijos, leer el primer capítulo para ver si es tan bueno como le dijeron.

¿O sea que es mal negocio?, ¿ingrato?

En la situación de incertidumbre política y semiparálisis económica, definitivamente es mal negocio. Los viejos libreros dicen que antes era muy bueno. Pero los buenos libreros están acostumbrados a conformarse con sacar para los gastos y para comprar algo de mercancía de vez en cuando. La mayoría de quienes nos dedicamos a esto lo hacemos por gusto, por inclinación personal. Ya está muy gastado eso de que "Si quieres ser rico, dedícate a vender tacos", pero en nuestro caso se aplica. La gran mayoría quisimos ser libreros porque sabemos y queremos hacerlo, porque tenemos inclinación y no serviríamos como taqueros. Por eso es una labor gratificante.

Es gratificante porque emociona tener o encontrar un libro que te pidió un cliente y que dijo no haber hallado durante años. Incluso cuando uno compra un lote de 100 libros porque hay tres o cuatro ejemplares atractivos -porque son escasos, muy raros, interesantes o "de batalla"-, se crea la expectativa de lo contento que se va poner el cliente cuando uno le diga: ‘lo tengo’. Si es un cliente consciente de la labor que uno realiza lo paga sin regateos y se va agradecido, pero también es común que sea uno que diga "y por qué tan caro" y se ponga a regatear.

Variedad de temas y títulos

He aquí una muestra de lo que el navegante de la red puede encontrar en www."Vialibros".net. Entre apenas una veintena de títulos de la categoría Juventud-rock-contracultura sobresalen los cuatro tomos de "Guaraches de ante azul Historia del rock mexicano" de Federico Arana, obra publicada por Editorial Posada en 1985, a un precio de $350.00.

En Historia de México aparecen "Recuerdos de la invasión norteamericana" 1846-1848 en 3 tomos, del testigo presencial José María Roa Barcena; "Madero víctima del imperialismo yanqui" de Alfonso Taracena, y "Zapata y la Revolución Mexicana" del historiador norteamericano John Womack, en versiones español e inglés.

En alimentación, dentro de cocina, figuran los títulos "Elaboración de helados, mantecados y refrescos" de Julio Sierra y "La enciclopedia mundial del queso" de Juliet Harbutt; entre los libros antiguos está uno editado en Francia en 1851 y escrito por Augustin Thierry: "Lettres sur l´histoire de France". En Artes, ramo estética, se encuentran dos singulares obras de Hugo Riemann: "Compendio de instrumentación", y "Composición musical. Teoría de las formas musicales", ambas publicadas en México por la desaparecida Editora Nacional.

En la nutrida categoría de biografías pueden encontrarse las de Pitágoras, Shakespeare, María Callas, Benito Juárez, Leonardo da Vinci, Franklin D. Roosevelt, Carlos Marx y Franco Zeffirelli.

"Arte popular y artesanías artísticas en México. Un acercamiento", un libro escaso de Porfirio Martínez Peñalosa está en la categoría Manualidades, oficios, artesanías.

En la más abundante de las categorías -la de Escritores de literatura- se encuentra a la venta "La rebelión de Atlas", de la escritora norteamericana Ayn Rand, obra polémica publicada a mediados del siglo XX por considerársele una apología del capitalismo y cuya traducción al español es bastante escasa. También hay desde autores mexicanos del siglo pasado todavía vigentes, como Luis Spota y Caridad Bravo Adams, hasta los más sobresalientes del siglo XIX como Rafael Delgado y José Tomás de Cuéllar. Entre los extranjeros hay obras de los muy conocidos en épocas recientes, autores como Morris West, Taylor Caldwell, Harold Robbins, Robert Ludlum, Howard Fast y William Faulkner, hasta los casi dejados de lado como Hugo Wast, A. J. Cronin, Henry Bourdeaux, Vicky Baum, D.H. Lawrence, Pío Baroja, Mika Waltari y Rosalía de Castro.

Finalmente, Laurentino ofrece a los lectores de Azteca 21 un texto de "Compañía Nacional de Danza", obra que tiene en su catálogo y que pone al alcance de los lectores de Azteca 21 completamente gratis, pues se la obsequiará al primer lector que entre a www."Vialibros".net y haga una compra mínima de mil pesos.

Cuarenta años de la Compañía Nacional de Danza

A partir de la observación de que todo en el cosmos se encuentra en un constante movimiento rítmico, el hombre inventó la danza. Ésta le proporcionó la llave para comunicarse con la fuente de la vida, la vía natural por la cual se unía a los poderes latentes en el universo, en el que el ritmo es el elemento fundamental.

Así, la danza no es más que la percepción visual del ritmo. México tiene una tradición dancística que se remonta a las grandes festividades narradas por los cronistas de la conquista española, espectaculares ceremonias en las que se reunían miles de bailarines adiestrados en escuelas especiales -los cuicalli- para lograr el movimiento justo y perfecto. De su actuación dependía el lograr con la danza la comunicación con los dioses: lo mismo para impedir que el sol se detuviera o implorar la victoria en la guerra.

La danza mexicana tuvo su edad de oro como expresión paralela a la pintura de los muralistas y a todas las demás expresiones culturales que se nutrieron en el movimiento revolucionario iniciado en 1910. Con esto México consiguió una imagen digna de admiración en todo el mundo. En el caso de la danza, pasado ese esplendor, sobrevivieron grupos independientes que enfrentaron carencias de presupuesto y falta de espacios. "Por amor al arte" impidieron la extinción de esta manifestación artística hasta que en 1963 el Instituto Nacional de Bellas Artes fusionó los grupos independientes Ballet Concierto de México y Ballet de Cámara para dar lugar al Ballet Clásico de México.

La que hoy conocemos como Compañía Nacional de Danza se estableció en 1977, cuando por decreto presidencial se cambió el nombre al Ballet Clásico de México. Desde su creación se propuso mantener en su repertorio obras del acervo universal como sostén y punto de partida e incorporar obras contemporáneas como expresión de su tiempo.

El patrimonio artístico de una compañía de danza está formado por las creaciones coreográficas y sus intérpretes, elementos que dan vida y sentido a las obras y establecen comunicación con el espectador. Por la CND han desfilado varias generaciones de bailarines, muchos de ellos le han dedicado toda su vida, pues después de ser bailarines fungieron como maestros, coreógrafos o directores.

Cada época determina formas artísticas que responden a un modo de vida y a momentos específicos en la evolución del lenguaje artístico. Con cada creador, la danza se enriquece; cada nueva aportación germina, sobrevive a su autor y se integra a la tradición para permanecer en el futuro.

¿Qué es lo que más atrae de la danza? El reconocido crítico Arnold Haskell dice que el carácter efímero de la danza es lo que nos proporciona un intenso placer: el espectador es testigo de un momento mágico, único e irrepetible en el tiempo. Este arte efímero que desaparece ante nuestros ojos sólo permanece a través de medios audiovisuales como el video y la fotografía. Toda imagen dancística queda para el recuerdo.

Por esto se justifica la publicación de un libro dedicado por entero a los 40 años que la Compañía Nacional de Danza cumplió en 2003. Es un testimonio iconográfico que reúne una muestra amplia y representativa del repertorio y de los artistas que hicieron de la CND un baluarte del patrimonio cultural de México.

Compañía Nacional de Danza, CONACULTA-INBA, 2003, México. Libro a la venta en www."Vialibros".net.
Comentarios a esta nota: Gregorio Martínez Moctezuma

Leave a Reply